Carlota y Daniela ya han cambiado de residencia, nacieron en Oviedo, crecieron en Benia y ahora viven en Madrid.
Embarrarse los pies, ver a las vacas muy cerquita y jugar a saltar las cacas de las muuu!!, experiencias nuevas para dos niñas urbanitas (como decía su padre), si las llega a dejar dos días allí no las reconoce, seguro que les cuesta más a los osos adaptarse a la gran ciudad. Estoy segura de que vivirán muy bien y de que algún día volverán a hacernos una visita.
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